manifiesto

Yo, Vadim Strika, a 25 de marzo de 2006, ciudadano me declaro a pesar de lo que la ley establece, y me levanto en armas para impulsar el absurdo como una manera muy feliz y alegre de pasear por la vida, derribando todo tipo de razonamiento lógico dispuesto en nuestro camino como una barrera contra una vida libre de explicaciones de los actos racionales de las personas.
creemos en los conejos como una raza líder de nuestra revolución porque basta un salto, una sacudida de orejas, una olisqueada a mis pies para hacerme sentir bien y morir en el abismo de una sonrisa o una carcajada, creemos en ellos a la vez como un envoltorio contra
la supresión que los pedagógos, los gobiernos, el tiempo y los relojes, las prohibiciones y los protocolos, hacen del absurdo positivo. Creemos en los conejos tal como podríamos creer en los ceniceros, las cámaras fotográficas, los basureros, las ventanas, las jeringas, la rosa mosqueta, los lápices HB, los plátanos, la madera, Krishna, el color naranjo, las botellas de vidrio, los dedales, el masking tape, los diccionarios, las veredas, la cultura nipona o Heidi. creemos en ellos, porque jamás nunca un conejo ha tenido oportunidad de ser rostro de una revolución.
Dejaremos la lógica para combatir las reglas con el sin sentido y así un día poder instaurar el absurdo como concepto básico de vida.
nos opondremos a la razón y alzaremos la bandera de la incongruencia, haremos del disparate y lo irracional un escudo con el que protegernos de la lógica.
Como sabemos que los factores que luchan contra esta revolución pueden también volverse un arma que dispare a nuestro favor, hacemos un llamado a no combatir, en forma violenta, estos elementos de lógica y racionalidad, mas que con nuestra única arma: el absurdo.
El mundo está construido de y sobre lo absurdo; el amor, tener que ir al baño cada vez que el cuerpo manda, los sueños de la noche, el proceso creativo, esta revolución, que es un edificio construido con vigas de coligue incapaz de sostenerse a si misma, tan duradera como un tornillo que ha sido clavado, como el coito de los conejos, es absurda. Y algún día hemos de entender que si pasamos por esta vida no es más que un simple y absurdo capricho de la naturaleza.